¿Qué hará Patricio de Solminihac una vez que deje la gerencia general de SQM?
Función la ejercerá a modo personal, explicaron fuentes cercanas a los involucrados.
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Treinta años ligado a SQM no se dejan de un día para otro. El 7 de enero próximo será el último día de Patricio de Solminihac a cargo de la administración de la empresa, pero no será una despedida total.
El ejecutivo seguirá ligado a la compañía, esta vez asesorando personalmente a dos de sus hombres fuertes: el presidente de la minera, Alberto Salas; y el futuro CEO, Ricardo Ramos, con quien ha compartido toda una trayectoria en la empresa.
Según algunas fuentes ligadas a la empresa, la idea es mantener una relación con De Solminihac, quien tiene un amplio conocimiento de la compañía. Además, trascendió que esto será una asesoría personal y no a la empresa o al directorio, sino que directa y exclusivamente a Salas y Ramos.
De Solminihac anunció su salida de SQM al mercado el 25 de julio, dos minutos antes de las ocho de la noche. ¿Por qué tanto tiempo? Para hacer una transición ordenada.
Además, el ejecutivo buscará fortalecer su rol como director de empresas, el que hoy ya ejerce en compañías como la cementera Melón, del grupo peruano Brescia.
El momento más duro del ejecutivo
El ingeniero industrial de la Universidad Católica y MBA de la Universidad de Chicago, llegó en 1988 a la compañía, como Vicepresidente de Desarrollo de Negocios.
Luego fue director entre 1990 y 1999, y subgerente general desde 2000 a 2014, cuando le tocó asumir como gerente general después de que el 16 de marzo de 2015 se le pusiera término al contrato de Patricio Contesse, a raíz del caso de financiamiento irregular de la política.
En esa oportunidad, De Solminihac fue ratificado por unanimidad por el directorio, aunque al día siguiente los representantes de PotashCorp (PCS) renunciaron también a la mesa, escalando la crisis que vivía la empresa.
Lo que vino después para De Solminihac fue quizás la etapa más dura que ha vivido al interior de SQM, donde enfrentó hechos como tener que declarar por cerca de siete horas seguidas ante el Fiscal Carlos Gajardo y su equipo investigativo.
Además de todo lo relacionado con la investigación, el ejecutivo se dedicó a promover el clima interno -pese a la crisis no hubo pérdida de talento interno- y a dar la cara ante inversionistas, lo que incluyó una serie de viajes al extranjero para resolver dudas.
Como si fuera poco, el ejecutivo tuvo que llevar adelante la negociación con Corfo, ante el riesgo que suponían los arbitrajes de cara a mantener una producción de litio hasta 2030 -sin el pacto, se que estima habría terminado en 2023-, que es cuando además se termina el contrato para operar en el Salar de Atacama.